LATENTE_entrevista 31
- Ésta para calentar y acto seguido hablamos del disco:
¿le gusta que le denominen showman?
Pues va a ser que no. Showman me suena a tipo con
lentejuelas que cuenta chistes y luego hace una imitación
de Alberto Cortez. No me gusta. Me gusta mucho
artista, pero cuando me dicen artista por la calle
viene con ese tonillo como de qué bien viven los que
viven del arte, que la gente confunde con vivir del aire.
En fin, los que bajamos a la arena del ojo público nos
denominan de todo tipo de formas. Y estamos casi
acostumbrados a que nos llamen de todo.
- Enhorabuena por su nuevo disco. ¿Es posible definir y
resumir su contenido en palabras?
No, porque si no sería un libro. Este es un disco grabado
después de siete años de silencio discográfico. Espero
que la gente se haya olvidado del último que hice
y me vea como un artista nuevo. Uno nuevo que sale a
la palestra, un poco mayorcito, pero con cosas que contar.
Es un disco que pretende humildemente devolver
diversión y enjundia al pop, una renovación completa
de conceptos de canción, el anti OT, el anti éxito. Un
disco que reivindica la música como factor desparramador,
que nos cuenta que hay otras ideas que pueden
ser canciones. Es una invitación a cambiar el concepto
de canción por espectáculo. Es diversión. Con fondo.
Con capas. Y perdón por la inmodestia.
- Títulos de sus canciones: El calimocho de mamá,
Campos de fresas de Lepe... También está Atún y Chocolate...
dígame, ¿sus letras engordan?
No, no, no das una hoy. Atún y chocolate es una canción
de Nono García que podrás encontrar en su disco
homónimo y la película que dirigí homónima también.
Vamos por partes. El calimocho de mamá es una reflexión
sobre la permisibilidad hacia el consumo del alcohol
de los niños por parte de la autoridad, por decirlo
de alguna manera, de los padres. Aunque tiene también
tiene una lectura freudiana y melancólica sobre la
necesidad de suplantar al padre. Campos de fresas es
una experiencia psicodélica homenaje a The Beatles. A
los de Liverpool. Y a los Beatles de Cádiz también, aunque
estos se quedaron en la etapa ye-ye, no tomaban
LSD que se sepa. ¿Engordan? Hombre, si las escuchas
mucho te puede estallar la cabeza. A mí, que las habré
escuchado unas doscientas veces, todavía no me ha
pasado.
- Lo ha grabado en la provincia de Cádiz, usted es gaditano,
visita el entorno con frecuencia. ¿Aquí encuentra
inspiración?
Sí a todo. Enhorabuena lo he grabado en La
Muela, en el estudio de mi primo Eloy Sánchez-
Gijón, el dueño de La Gata, el chiringuito
de Zahara de los Atunes. Él, además de
programar actuaciones gratuitas, es técnico
de sonido y tabernero. Todo encajaba para
que coprodujera el disco. Gente que pasaba
por el escenario la llevábamos de noche a
grabar en el disco. Está casi toda la banda de
Raimundo Amador, él mismo se ha grabado
dos guitarras flamenqueando en Rocanroll
de infarto; Lichis, de La Cabra Mecánica se
ha cantado una canción entera a las cuatro
de la madrugada y vocalizando estupendamente;
Guillermo Piccolini, ex torero muerto,
se ha metido dos pianos. Los Delincuentes
vinieron a tocar unas sevillanas por tanguillos,
gente de la banda de Brayan, el grupo
coral Almadraba de Tarifa, Nono García, Tito
Alcedo... Vamos que el disco me ha quedado
muy gaditano, volviendo al hilo.
- Recientemente, han creado un plato que se
llama Atún y Chocolate en su honor. Usted
ya puede presumir de homenajes en vida y,
además, la mar de nutritivos, ¿no es así?
Sí, sí y además el atún con chocolate esta
buenísimo. Este plato es un homenaje relativo,
el mérito es de la cocinera del Hotel
Utopía. Aprovechamos un recital que di allí
para presentarlo. La fonda museo Utopía de
Benalup es sin duda el negocio hostelero
más surrealista de la provincia. Si no de qué
me van a dar a mí un homenaje.
- Usted es actor, músico, humorista y también
emprendedor. ¿Qué tal la experiencia
con 18 chulos?
Ahí está, subsistimos, tenemos un empleado
que mantenemos con las ventas y en
seis años de andadura no hemos repartido
nunca beneficios. Más bien al contrario. Así
que nos tomamos la discográfica como una
posibilidad de dar cabida en este mundillo a
gente menos convencional, me refiero a los
músicos, no a nuestro empleado. 18 chulos
es la empresa en la que realizamos las buenas
obras para compaginar las barbaridades
que hacemos profesionalmente, ¡ja, ja, ja!
- ¿Dónde se lo pasa mejor, en un escenario
cantando o delante de las cámaras actuando?
En un escenario sin duda. Las cámaras son
terribles. Tienen un ojo severísimo. Lo que
ven lo guardan para siempre. Los que haces
delante de ellas quedará para gloria o escarnio
eterno. El cámara es un hombre con el
hombro escocido que te mira con frialdad.
Buff, superar el terror que da la cámara es lo
que te pude hacer avanzar en esta profesión.
En cambio, el escenario es desinhibición, libertad.
El tiempo se detiene, los problemas
desaparecen, el público te guía, te enseña,
es muy sabio el escenario. Se aprende mucho
en él.
- Una faceta que se nos olvidaba, la de padre.
¿Es la más complicada?
Sí, ahora mismo tengo un bebé y una adolescente.
No hay manual para esto. El respeto
es mi fórmula. Posiblemente no es la más
eficaz, pero es la única que sé utilizar, exigir
respeto y concederlo a partes iguales.
- Para abordar a personajes famosos como
hacía usted en Caiga quien Caiga hay que
tener mucha caradura. ¿Es una cualidad innata
o es una característica que ha ido modelando
con el tiempo?
¡Ja, ja, ja! Uno lo hace porque le han contratado
para hacerlo. Yo soy muy tímido.
Me costaba horrores hacerlo, pero siempre
pensé que lo que iba a hacer serviría para
conocer a la persona a la que estaba entrevistando
e incluso mostrar su cara más
divertida o desconocida. No lo hacía con
mala leche, aunque a veces se me iba la
perola y hacía burlas crueles como la de Antonio
Burgos, al que siempre pido disculpas
cuando puedo.
- ¿Pablo Carbonell es como David Gimeno de
Hospital Central, que esconde un tipo muy
polivalente y capacitado tras su apariencia
despistada?
Sí. Me has pillado. Yo uso mi licencia de loco
para crear un muro que me permita relajarme
de las convenciones sociales y vivir a mi
bola. Soy muy celoso de mi vida privada, de
mi territorio, de mi sofá, de mi estudio, mi
silencio, mis películas o mis lecturas. Yo no
entro en la vida de los demás y no permito
que se metan en la mía.
- Dirigió la película Atún y Chocolate, ¿piensa
repetir como director de cine?¿Algún proyecto
en mente o ahora toca música y televisión
exclusivamente?
Ahora mismo estoy estudiando, utilizo mi
tiempo en Hospital para estudiar realización
televisiva y el tiempo libre lo ocupa mi vida
familiar. Date cuenta de que para escribir
un guión, que ya he escrito dos desde Atún
y chocolate, necesito robar tiempo al ocio, a
la familia, y ahora mismo no puedo, ni tengo
ganas ni la cabeza para ello.
- Con tantas facetas para llevar adelante,
¿podría decirse que es usted un renacentista
del siglo XXI?
Tú di lo que quieras. Como si me quieres llamar
barroco del XX. Yo creo que este carácter
multidisciplinar de mi carrera se debe al
trauma que supuso que mi padre estuviera
convencido de que yo no tenía ninguna cualificación
profesional.
- Tiene usted una gran presencia de actualidad
por su trabajo reciente tanto en cine
como en televisión, pero hay un pasado
que muchos treintañeros no olvidamos: La
Bola de Cristal y Los Toreros Muertos. ¿Qué
recuerdos traen aquellos tiempos? Por cierto,
como ha cambiado la televisión infantil,
¿verdad?
-Sí, básicamente porque ya no existe televisión
para los niños. Como no son consumidores prefieren hacer programas para
padres donde vengan los juguetes que le
interesan a los niños en medio. No hay programación
infantil hasta que vienen los Reyes
Magos, entonces salpican la televisión
de temáticas interesantes para ellos, como
la muñeca que pide caca o el muñeco de
puños de acero. Nos espera un futuro muy
prometedor.
- Por último, ¿se sacó ya el carnet de
conducir?
Sí, soy un conductor de primera. Aunque me
lo saqué en Cuenca. ¡Ja ja ja!
Fotografías: Elena Carbonell
www.myspace.com/pablocarbonell
www.18chulos.com
http://es.wikipedia.org/wiki/Pablo_Carbonell
- Ésta para calentar y acto seguido hablamos del disco:
¿le gusta que le denominen showman?
Pues va a ser que no. Showman me suena a tipo con
lentejuelas que cuenta chistes y luego hace una imitación
de Alberto Cortez. No me gusta. Me gusta mucho
artista, pero cuando me dicen artista por la calle
viene con ese tonillo como de qué bien viven los que
viven del arte, que la gente confunde con vivir del aire.
En fin, los que bajamos a la arena del ojo público nos
denominan de todo tipo de formas. Y estamos casi
acostumbrados a que nos llamen de todo.
- Enhorabuena por su nuevo disco. ¿Es posible definir y
resumir su contenido en palabras?
No, porque si no sería un libro. Este es un disco grabado
después de siete años de silencio discográfico. Espero
que la gente se haya olvidado del último que hice
y me vea como un artista nuevo. Uno nuevo que sale a
la palestra, un poco mayorcito, pero con cosas que contar.
Es un disco que pretende humildemente devolver
diversión y enjundia al pop, una renovación completa
de conceptos de canción, el anti OT, el anti éxito. Un
disco que reivindica la música como factor desparramador,
que nos cuenta que hay otras ideas que pueden
ser canciones. Es una invitación a cambiar el concepto
de canción por espectáculo. Es diversión. Con fondo.
Con capas. Y perdón por la inmodestia.
- Títulos de sus canciones: El calimocho de mamá,
Campos de fresas de Lepe... También está Atún y Chocolate...
dígame, ¿sus letras engordan?
No, no, no das una hoy. Atún y chocolate es una canción
de Nono García que podrás encontrar en su disco
homónimo y la película que dirigí homónima también.
Vamos por partes. El calimocho de mamá es una reflexión
sobre la permisibilidad hacia el consumo del alcohol
de los niños por parte de la autoridad, por decirlo
de alguna manera, de los padres. Aunque tiene también
tiene una lectura freudiana y melancólica sobre la
necesidad de suplantar al padre. Campos de fresas es
una experiencia psicodélica homenaje a The Beatles. A
los de Liverpool. Y a los Beatles de Cádiz también, aunque
estos se quedaron en la etapa ye-ye, no tomaban
LSD que se sepa. ¿Engordan? Hombre, si las escuchas
mucho te puede estallar la cabeza. A mí, que las habré
escuchado unas doscientas veces, todavía no me ha
pasado.
- Lo ha grabado en la provincia de Cádiz, usted es gaditano,
visita el entorno con frecuencia. ¿Aquí encuentra
inspiración?
Sí a todo. Enhorabuena lo he grabado en La
Muela, en el estudio de mi primo Eloy Sánchez-
Gijón, el dueño de La Gata, el chiringuito
de Zahara de los Atunes. Él, además de
programar actuaciones gratuitas, es técnico
de sonido y tabernero. Todo encajaba para
que coprodujera el disco. Gente que pasaba
por el escenario la llevábamos de noche a
grabar en el disco. Está casi toda la banda de
Raimundo Amador, él mismo se ha grabado
dos guitarras flamenqueando en Rocanroll
de infarto; Lichis, de La Cabra Mecánica se
ha cantado una canción entera a las cuatro
de la madrugada y vocalizando estupendamente;
Guillermo Piccolini, ex torero muerto,
se ha metido dos pianos. Los Delincuentes
vinieron a tocar unas sevillanas por tanguillos,
gente de la banda de Brayan, el grupo
coral Almadraba de Tarifa, Nono García, Tito
Alcedo... Vamos que el disco me ha quedado
muy gaditano, volviendo al hilo.
- Recientemente, han creado un plato que se
llama Atún y Chocolate en su honor. Usted
ya puede presumir de homenajes en vida y,
además, la mar de nutritivos, ¿no es así?
Sí, sí y además el atún con chocolate esta
buenísimo. Este plato es un homenaje relativo,
el mérito es de la cocinera del Hotel
Utopía. Aprovechamos un recital que di allí
para presentarlo. La fonda museo Utopía de
Benalup es sin duda el negocio hostelero
más surrealista de la provincia. Si no de qué
me van a dar a mí un homenaje.
- Usted es actor, músico, humorista y también
emprendedor. ¿Qué tal la experiencia
con 18 chulos?
Ahí está, subsistimos, tenemos un empleado
que mantenemos con las ventas y en
seis años de andadura no hemos repartido
nunca beneficios. Más bien al contrario. Así
que nos tomamos la discográfica como una
posibilidad de dar cabida en este mundillo a
gente menos convencional, me refiero a los
músicos, no a nuestro empleado. 18 chulos
es la empresa en la que realizamos las buenas
obras para compaginar las barbaridades
que hacemos profesionalmente, ¡ja, ja, ja!
- ¿Dónde se lo pasa mejor, en un escenario
cantando o delante de las cámaras actuando?
En un escenario sin duda. Las cámaras son
terribles. Tienen un ojo severísimo. Lo que
ven lo guardan para siempre. Los que haces
delante de ellas quedará para gloria o escarnio
eterno. El cámara es un hombre con el
hombro escocido que te mira con frialdad.
Buff, superar el terror que da la cámara es lo
que te pude hacer avanzar en esta profesión.
En cambio, el escenario es desinhibición, libertad.
El tiempo se detiene, los problemas
desaparecen, el público te guía, te enseña,
es muy sabio el escenario. Se aprende mucho
en él.
- Una faceta que se nos olvidaba, la de padre.
¿Es la más complicada?
Sí, ahora mismo tengo un bebé y una adolescente.
No hay manual para esto. El respeto
es mi fórmula. Posiblemente no es la más
eficaz, pero es la única que sé utilizar, exigir
respeto y concederlo a partes iguales.
- Para abordar a personajes famosos como
hacía usted en Caiga quien Caiga hay que
tener mucha caradura. ¿Es una cualidad innata
o es una característica que ha ido modelando
con el tiempo?
¡Ja, ja, ja! Uno lo hace porque le han contratado
para hacerlo. Yo soy muy tímido.
Me costaba horrores hacerlo, pero siempre
pensé que lo que iba a hacer serviría para
conocer a la persona a la que estaba entrevistando
e incluso mostrar su cara más
divertida o desconocida. No lo hacía con
mala leche, aunque a veces se me iba la
perola y hacía burlas crueles como la de Antonio
Burgos, al que siempre pido disculpas
cuando puedo.
- ¿Pablo Carbonell es como David Gimeno de
Hospital Central, que esconde un tipo muy
polivalente y capacitado tras su apariencia
despistada?
Sí. Me has pillado. Yo uso mi licencia de loco
para crear un muro que me permita relajarme
de las convenciones sociales y vivir a mi
bola. Soy muy celoso de mi vida privada, de
mi territorio, de mi sofá, de mi estudio, mi
silencio, mis películas o mis lecturas. Yo no
entro en la vida de los demás y no permito
que se metan en la mía.
- Dirigió la película Atún y Chocolate, ¿piensa
repetir como director de cine?¿Algún proyecto
en mente o ahora toca música y televisión
exclusivamente?
Ahora mismo estoy estudiando, utilizo mi
tiempo en Hospital para estudiar realización
televisiva y el tiempo libre lo ocupa mi vida
familiar. Date cuenta de que para escribir
un guión, que ya he escrito dos desde Atún
y chocolate, necesito robar tiempo al ocio, a
la familia, y ahora mismo no puedo, ni tengo
ganas ni la cabeza para ello.
- Con tantas facetas para llevar adelante,
¿podría decirse que es usted un renacentista
del siglo XXI?
Tú di lo que quieras. Como si me quieres llamar
barroco del XX. Yo creo que este carácter
multidisciplinar de mi carrera se debe al
trauma que supuso que mi padre estuviera
convencido de que yo no tenía ninguna cualificación
profesional.
- Tiene usted una gran presencia de actualidad
por su trabajo reciente tanto en cine
como en televisión, pero hay un pasado
que muchos treintañeros no olvidamos: La
Bola de Cristal y Los Toreros Muertos. ¿Qué
recuerdos traen aquellos tiempos? Por cierto,
como ha cambiado la televisión infantil,
¿verdad?
-Sí, básicamente porque ya no existe televisión
para los niños. Como no son consumidores prefieren hacer programas para
padres donde vengan los juguetes que le
interesan a los niños en medio. No hay programación
infantil hasta que vienen los Reyes
Magos, entonces salpican la televisión
de temáticas interesantes para ellos, como
la muñeca que pide caca o el muñeco de
puños de acero. Nos espera un futuro muy
prometedor.
- Por último, ¿se sacó ya el carnet de
conducir?
Sí, soy un conductor de primera. Aunque me
lo saqué en Cuenca. ¡Ja ja ja!
Fotografías: Elena Carbonell
www.myspace.com/pablocarbonell
www.18chulos.com
http://es.wikipedia.org/wiki/Pablo_Carbonell
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