LHDP:MC Laura Sánchez jurado de Concurso Fotográfico Brugal 2010


Iván Sánchez, jurado de un concurso de fotografía
Iván Sánchez, Rossy de Palma y Laura Sánchez forman parte del jurado del concurso organizado por Ron Brugal. Los tres juntos viajarán en el mes de noviembre a República Dominicana para realizar un reportaje fotográfico que sea reflejo de "tus momentos".
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El actor y modelo Iván Sánchez
Ron Brugal ha presentado hoy la novena edición de su consolidado concurso fotográfico, que organiza con la colaboración de National Geographic. Bajo el lema 'Tus Momentos', se invita a los aficionados a la fotografía a inmortalizar sus momentos inolvidables.
En el acto de presentación celebrado en la Casa América, Ron Brugal ha dado a conocer el jurado encargado de seleccionar las fotografías ganadoras, formado por la polifacética actriz Rossy de Palma, la modelo Laura Sánchez, el actor Iván Sánchez; Fernando de Vicente, Marketing Manager de Ron Brugal; y Pep Cabello, Director General de National Geographic, representado por Cati Miloro, Directora Editorial de National Geographic.
"Me apasiona el mundo de la fotografía y el proyecto me llena de ilusión; poder ver imágenes que retraten momentos que para alguien son especiales es algo precioso", afirma Laura Sánchez.
Para Iván Sánchez ser miembro del jurado "es toda una aventura. Una idea original, con un tema sugerente y que me permitirá plasmar un instante en una foto".
Por último, Rossy de Palma resalta el espíritu de autenticidad del concurso "a lo largo de mi carrera he tenido la oportunidad de trabajar con grandes fotógrafos y ahora, ponerme en el otro lado del objetivo es para mi un reto".

EL PREMIO
Los visitantes a esta muestra podrán adquirir las fotografías realizadas por Laura Sánchez, Iván Sánchez y Rossy de Palma. Los beneficios procedentes de la venta de estas imágenes serán donados a la Fundación Brugal, una entidad sin ánimo de lucro que tiene por objetivo contribuir al desarrollo económico y sostenible, realizando programas dirigidos a mejorar las condiciones de vida de los más desfavorecidos en la Republica Dominicana.
Los participantes deberán registrarse en la Web, y enviar un máximo de 3 fotografías desde el 21 de octubre de 2009 al 9 de febrero de 2010. Los miembros del jurado mostrarán los reportajes fotográficos realizados durante el mes de noviembre en la República Dominicana.

Fuente: http://www.que.es/gente/famosos/200910211954-ivan-sanchez-rossy-palma-laura.html


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Rossy de Palma, Laura Sánchez e Iván Sánchez van a cambiar su habitual papel delante de las cámaras para ponerse detrás del objetivo y ser ellos quienes busquen la foto. Y es que son miembros del jurado de la novena edición del concurso fotográfico que organizan de la mano Ron Brugal y National Geographic, y ellos mismos, cámara en mano, enseñarán sus habilidades, fuera de concurso, eso sí. Por eso han apadrinado la presentación de la iniciativa.
«Me apasiona el mundo de la fotografía y el proyecto me llena de ilusión» contaba Laura Sánchez. Como ella dice, «cuando se toma una fotografía se quita un trocito de la vida, del alma de una persona», y ese instante único es algo que le gusta experimentar. Y es que a la modelo no solo se le da bien posar, sino que también disfruta siendo ella quien tome las instantáneas, «que evoquen sentimientos», nos confesaba después del posado de rigor. La única suya que tiene en casa, cuenta, «es mi sombra de cuando estaba embarazada, se ve perfectamente mi cuerpo con una barriga enorme». Además, durante su embarazo, confiesa que se sacaba fotos casi a diario, de su tripa, en espejos e incluso su reflejo en escaparates.
Y es que la faceta más importante en la vida de la modelo es la de mamá. Aunque a primera vista cuesta creer que que esta onubense nacida en un pueblecito cercano a Frankfurt, de piernas interminables y delgadísimas, haya pasado por un embarazo. «Tengo una foto amamantando a mi hija», nos cuenta. Su pequeña Naia es su gran tesoro, y eso se nota, porque cada cuatro frases, se cuela algún comentario sobre la niña.
El mismo sentimiento maternal que comparte con una de las actrices más polifacéticas del cine, Rossy de Palma, que también tiene entre sus mejores «fotos en la memoria» las de sus hijos. Rossy también está encantada ante la perspectiva de participar en el concurso, avanza que no serán un jurado fácil, ya que los tres son grandes aficionados a la fotografía, y agradece ponerse detrás del objetivo, ya que «a veces, de tanto verte, en una sesión de fotos, estás cansada de tí misma», comentaba, entre risas. No en vano, Rossy ha trabajado con grandes fotógrafos a lo largo de su trayectoria y es toda una experta en el arte de cautivar a la cámara. Tablas no le faltan, y eso es lo que ha demostrado en el photocall, donde ha hecho las delicias de los reporteros gráficos, ofreciéndoles multitud de divertidas poses. «¿Ya estáis saciados?», ha preguntado al terminar. Con cierta resignación, los fotógrafos han asentido: parece que nunca es demasiado cuando se trata de Rossy de Palma.
Y junto a estas dos madrinas de lujo, un hombre, Iván Sánchez, que actualmente está dedicado en cuerpo y alma a la serie «Hospital Central». También las fotos de su niña son para él lo más maravilloso. La idea de participar como jurado en un concurso de fotografía, es para el actor «una aventura». Aunque el verdadero reto llegará cuando los tres viajen a República Dominicana para fotografiar su manera de ver el mundo. Rossy de Palma ha anunciado que será una dura competidora contra sus dos compañeros... habrá que esperar a marzo del año que viene para ver el resultado.

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A la conquista de (centro) América: I Parte
25/11/2009 Alberto Pinteño

Parece que hubiese sacado esta frase de algún guión, pero no. La oí de viva voz (gramófono en mano) en uno de esos ‘colmaos’ del Malecón de Santo Domingo, sentado en un 4×4 al lado de Rossy de Palma. ¿Ah, que no os había dicho que viajaba a República Dominicana? Es que, queridos, si la envidia fuera tiña… Desde aquí quiero informar que este post no es apto para envidiosos. Que se les puede hacer bola. Ahora bien, si desean saber lo divertido que puede ser un viaje al Caribe (con todos los gastos pagados) sigan leyendo.

Pues sí. Me encuentro en uno de esos viajes de prensa que tanto odian mis íntimos amigos, no hace falta decir que es por que ellos no pueden estar aquí (pero me acuerdo de todos vosotros, eh, eso, venga, ala… Os adoro, y lo digo desde el cariño). Resulta que ron Brugal celebra un concurso de fotografía cuyo jurado lo componen Laura Sánchez, Rossy de Palma e Iván Sánchez, y han querido darles a conocer los mejores rincones del país de la caña de azúcar. Bueno, a ellos y a un grupo de insignes periodistas (esto es cosecha propia) y fotógrafos de las revistas GQ, Vanidad, InStyle y el que os escribe. Así que me llamó Beatriz García (la más profesional ejecutiva de cuentas de Burson-Masteller) y me dijo: “Alberto, queríamos invitarte a este viaje”. Yo le respondí: “Déjame pensarlo un minu… Vale, ¿cuándo nos vamos?”.colón

Irnos, nos íbamos, pero Laura Sánchez casi no corre la misma suerte. El día de la salida de nuestro avión, y cuando ya todos habíamos facturado, le dice la sobrecargo: “Querida, tienes el pasaporte caducado”. ¡Ahhhh! ¡Horror! A Félix, PR Manager de Brugal España, podrías haberle robado en ese momento su mejor sac a main Loewe, no se habría inmutado. Suerte, que la comisaría de la T4 de Barajas está para esas cosas. Eso sí, si llegas antes de las 14 horas. Pero eran casi las 14.30. Gracias a que el comisario le dijo a Laura: “Tu cara me suena”, a lo que ella respondió: “Claro, somos compañeros” (trabaja de actriz en la serie policial Los hombres de Paco). Y también voló.
Nueve horas de vuelo se hacen más livianas si estás al lado de Fruela Zubizarreta, redactor jefe de GQ (y no porque hablemos precisamente de Kafka o la ley de la relatividad). Aterrizamos en el aeropuerto de Santo Domingo y, camino del hotel, Rossy se sentó con nosotros en uno de esos 4×4 (de ahí la frase del comienzo de esta crónica), estaba derruida, agotada, destrozada… Pero desde ya os digo que está siendo el alma del viaje (bueno, ella y nuestros ‘nuevos mejores amigos’, Raúl Córdoba y Marta de la Calzada, de Vanidad, eso sí que es gente con estilo (sin que estilo tenga que significar ineludiblemente ‘vintage’). Continuará…



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Quizá el catering de Sergi Arola para la clase Business de Iberia no es lo más recomendable para mi estómago (ni para el mío ni para el de muchos), lo cierto es que me dejó tocado para gran parte de esta aventura. Pero me dije: “Alberto, peor fue cuando me tocó cubrir la guerra albano-kosovar (ejem)”. Así que hice de tripas botellón y me di al Brugal (que todo lo quema).

Esta primera mañana en Santo Domingo fue de lo más cardíaca, básicamente porque me tocó acompañar al actor y modelo Iván Sánchez por la capital para una sesión de fotos. Me subo la camisetita por aquí, me bajo el bañador por acá, clava la… mirada. Además, los factores climatológicos externos no ayudaban nada, 36 grados centígrados y un 85 por ciento de humedad (sí, sé que os estáis helando allende los mares. ¡Cuánto os compadezco!). Nada que un refrescante baño en la piscina del Hostal Nicolás de Ovando no pudiera calmar.

Gracias a que mi estómago seguía un poco revuelto, logré salvarme de otra indigestión. Y es que a la hora de comer todos mis compañeros se lanzaron a la especialidad dominicana: el cangrejo guisado. Mientras yo degustaba un consomé de verduras y un arroz hervido, lo menos que pude oír de ese tradicional plato fue: “Sí, está un poco picantito”. Sé de uno que alegó: “Ains, es que son cangrejos como de… tubería y estercolero”. Ni Laura Sánchez ni Iván ni Rossy pudieron acabar con su degustación. Y digo yo, Colón trajo de La Española (así llaman a la República Dominicana) las patatas y la caña de azúcar, pero ¿importó el cangrejo asado?

A eso de la tarde viví mi primera tormenta tropical. Qué belleza, qué lluvia, qué torrentes de agua,… ¡qué me ahogo, leñe! Mi amigo Fruela se llevó todo el día anterior queriendo ver un tormentón, porque él es muy de tormentas, pero yo, en ese momento, me senté en el despacho de la habitación y comencé a redactar mi testamento. Incluso llegué a pensar que iría torrente abajo y mi familia no podría disfrutar de mis propied… (no me acordaba que me casé con CajaMadrid). En fin, que con una tormentita ya tuve suficiente. Ya, lo próximo, un huracancito.

Pero fíjate, que eso de las tormentas es tan pasajero como un billete de 100 euros en mi cartera. Llegó así la hora de la cena. Entonces fue cuando me sentí como una señora de Alcaudete de la Jara en Sorpresa, Sorpresa y abducida por Isabel Gemio. El equipo de Brugal nos tenía preparada una de las grandes. “No, no montaros en los coches oficiales. Seguidme”, decía el PR Manager. Yo iba al lado de Rossy de Palma, que me iba contando sus batallitas con Pedro Almodóvar, cuando, de repente, vislumbramos en el más allá un haz de luces de colores, muchos colores. Rossy dice: “Uy, pero chiquillo, cómo es la policía de este país con esos parpadeos, si parece los coche choque de una feria de Trujillo”. No, no era un coche policial, era nuestra sorpresa: una Limousine Hammer de once metros de largo, con sirenas y luces naranja ambulancia y azul policía. Algo muy sencillo, muy elegante. La frase de la noche, otra vez más la de Rossy cuando intentaba fotografiarla con su teléfono: “Pero bueno, si no me cabe ni en el iPhone”.

Media hora y 30 canciones de salsa a 400 decibelios después, llegamos a nuestro destino: el paraíso. Fuimos a cenar a Boca Marina, en la playa dominicana de Boca Chica, un restaurante construido sobre la orilla del Caribe. Un lugar ma-ra-vi-llo-so, eso sí, tuvimos que controlar el volumen de los infernales altavoces, algo que dio para una gran anécdota. Cuando uno de los camareros se acercó al bafle para subir el volumen, Fruela gritó: “¡No, por Dios! Baje el volumen”. A lo que el camarero respondió acongojado: “Es sólo un minuto”. Acto seguido vinieron con una tarta a cantarme el cumpleaños feliz a lo dominicano. Sí, yo cumplía taitantos años, aunque no los aparente. Pero las celebraciones no terminarán aquí. Continuará…


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A más de 6.600 kilómetros de España las miserias también te persiguen vía televisiva: terremotos, guerras, asesinatos… Y digo yo ¿para qué se me ocurre poner a las 8 de la mañana el informativo de TVE Internacional? ¿Qué necesidad tengo de estar al día? ¡Que sigo en el Caribe! Así que decidí adentrarme (propiamente yo) en un mar de dudas: no sabía si darme un masaje en el SPA, un bañito en la piscina o hacer un vuelo privado en avioneta a… Puerto Plata, por ejemplo. Miserias, todo miserias.

Finalmente me decidí por la tercera opción. Eso sí, tuve que compartir mi vuelo con otras 15 personas. Mi vuelo y, una vez más, la sencilla limousine. Vehículo que nos transportó a todos al pequeño aeropuerto de Joaquín Balaguer, pero en esta ocasión sin la ensordecedora salsa. Ya me ocupé yo de que sonaran las baladas de Ana Gabriel.

Parece que volar a Puerto Plata hizo enloquecer (pero en sentido literal) a Rossy de Palma, a la que le dio por hacer una performance de Anna Pávlova en plena sala de espera: “Mirad, mirad. Plié, demi-plié”. Supongo que serían los nervios antes de montar en una caja de cerillas voladora. Entre tanta turbulencia creí que ahí acabaría para siempre mi transmisión de estas crónicas (y por defecto, mi vida), pero fíjate que no. Yo, desde luego, lo advertí: “Hombre, prefiero estrellarme en una avioneta privada que en un vuelo comercial”. ¿O no? Como dijo Carmen Lomana: “¿Qué mejor sitio para morir atropellada que en la Avenue Montagne?”.

El hotel que nos esperaba es, sin duda, uno de los mejores hoteles que jamás haya visto. La Casa Colonial de Puerto Plata es de esos lugares donde nada malo puede sucederte, como lo era Tiffany´s para Holly Golightly. “Tenéis cuarenta minutos antes del almuerzo –comunicaba el PR de Brugal-, Fruela irá a hacer fotos con Laura Sánchez, Marta y Raúl con Iván Sánchez, Rita y Cristina con Rossy, y Alberto… ¿Alberto? ¿Dónde se ha metido Alberto?”. Yo estaba ya en pleno mar Caribe haciendo con las algas en mi cabeza una performance a lo Pitita Ridruejo.

Lo mejor del almuerzo fue la sobremesa con Rossy de Palma y la segunda parte de sus batallas con Almodóvar. Comenzó contando su experiencia cuando viajó a Hollywood junto a Loles León, Julieta Serrano, Carmen Maura, Chus Lampreave y Pedro, por la nominación a los Oscar de Mujeres al borde de un ataque de nervios. “Un día antes decidimos ir a DisneyWorld, en Florida. Yo entré a comprar un pañuelo de Mickey a una de las tiendas. Salí fuera para ver al sol el color exacto y me di cuenta que, allí, las alarmas son algo inexistente. Así que comenzamos todas a, digamos, cambiar de sitio los souvenirs (vamos, básicamente a desplazarlos de la tienda a sus bolsos). Julieta, Loles y yo ya teníamos muchas cosas. La única que faltaba era Chus, que es como una santa. Le dijimos: “Chus, eres la única que falta”. A los diez minutos la vimos salir de una tienda con las orejas de Minnie en la cabeza. Soltó: “Uy, niñas, he paseado con ellas todo el rato por la boutique. Iba a salir por la puerta, pero me he entregado””. Y tras esta desternillante revelación vino otra aún mejor: “Pedro me llamó para hacer un pequeño papel en Los abrazos rotos, me dijo: “Rossy, tienes sólo que tirar por las escaleras a Penélope (Cruz)”. Así que le dije: “Bueno, me vendrá bien como terapia””.

Horas después, nos encontrábamos visitando la bodega de Brugal y con ganas de bañarnos en unas barricas de ron, que dicen que la caña de azúcar es muy buena para el bronceado. Yo lo propuse, pero nos lo bebimos todo en una cata en la que creo que dejamos a la familia Brugal sin sus mejores reservas. Más divertidos que Gunilla von Bismarck en una fiesta marbellí, regresamos al hotel dispuestos a celebrar mi cumpleaños. Mi indisposición estomacal, una vez más, hizo que soplaran las velas en mi lugar, se retratasen todos junto a la tarta (que jamás probé) y me enviaran la foto vía MMS (aunque la imagen no pudo captar momentos como la torcedura de un tobillo de Kristy ‘Make Up’ o la picadura de una medusa). Continuará…

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Cuando se trata de trabajar, siempre estoy dispuesto (ejem). Así que volví a hacer de tripas botellón y me marché con Laura, Rossy e Iván a vivir uno de los momentos más emocionantes del viaje. Viajamos hasta San Marcos, un poblado subdesarrollado de Puerto Plata. Allí, Brugal ha construido una escuela para que los niños aldeanos tengan las mismas oportunidades a nivel de enseñanza. Los pequeños se volvieron locos al vernos y, con una exquisita educación (que falta le haría a muchos), nos hacían mil preguntas. Uno de ellos se me acercó y me dijo: “¿Cuál es la capital de Camerún?”. A lo que yo respondí: “Ains, qué mono eres”. Y me fui.

Tras nuestra visita, decidimos poner rumbo al centro histórico de la ciudad. El guía del tour que estaba preparado contó con mi presencia durante… dos minutos, pues en sólo 120 segundos le dio tiempo a llevarnos a una tienda horrorosa de souvenirs de su primo hermano. “Prefiero pensar que hay sitios mucho más interesantes en la ciudad”, le dije y me contestó: “Sí, mi amol, esta manufacturera de tabacos” (yo no fumo y la fábrica era de su sobrino).

Decidí entonces hacer mi propio plan. Estaba indeciso entre acudir a la Biblioteca Nacional para investigar algo más sobre Puerto Plata, acudir a un curso de enología o a un concierto de Música de Cámara en la Catedral. Al final, me decidí integrar las tres tareas: me fui a la playa, con un libro, un daiquiri y mi iPod. Diez minutos después, todos copiaron mi idea.

Y como todo lo bueno se acaba, llegó la hora de regresar a Santo Domingo, por supuesto, con nuestra avioneta privada. Esta vez sí que las turbulencias pusieron nuestras vidas en peligro. Pero bicho malo, nunca muere. Al llegar al aeropuerto corroboré la idea que me venía rondando: en República Dominicana la policía es secreta (muy secreta). Tan secreta que no la vimos jamás, y eso que nos colamos por todos los accesos posibles para no hacer colas. Laura e Iván causaron baja allí, pues tenían unas agendas muy complicadas y tenían que regresar un día antes que el resto. Y no saben lo que se perdieron, una de las experiencias más yankee del viaje. Esa noche nos llevaron a ver un partido de campobeisbolbéisbol donde jugaban el Licey de Santo Domingo contra otro de los equipos de la isla. Sentados en el palco, vivimos experiencias tan kitschs como ver a tres niñas rompiendo los tímpanos de todos los presentes mientras ‘gritaban’ una canción de karaoke y salían por las pantallas del estadio; como ver a las cheerleaders-jamonas-enseño-sostén-incluido o fijarnos en el único jugador blanco del equipo residente. Jugador que dio mucho juego. Y no me refiero en el campo. Los ‘chicos’ queríamos conocerle y la Nuria Ber dominicana, la PR del estadio, nos informó que Matt Tupman cumplía años justomatt ese mismo día. ¡¿Cómo?! Razón de más para verlo, él y yo nacimos el mismo día (con sólo un año de diferencia. Y sólo uno –lo digo para aquellos que miren en la Wikipedia la fecha de nacimiento de Matt-). Minutos después apareció él. Era guapo, simpático, gracioso… e inculto. Mientras me felicitaba por mi aniversario me iba explicando que él había visitado Madrid, sí, esa ciudad que está justo “debajo de Cuba”. Sí, querido, sí, lo que tú digas. Pobre, si después de Boston lo único que ha visto ha sido República Dominicana. Bueno, pero me firmó mi pelota de béisbol… y dedicada. Éramos como auténticos groupies, e incluso oí: “Es que esto para los dominicanos debe ser como si estuviéramos en el Santiago Bernabeu y Casillas estuviera firmándote un balón”. Sí, eso, seguro. pelota

Así que decidimos hacer un fin de fiesta (y de viaje) en una discoteca en la que sólo había una premisa: la salsa estaba prohibida. Y allí observe cuánto de famosa es Rossy de Palma hasta para los dominicanos. La atosigaban. Y sí, a mí también un poco, pero no precisamente por haber trabajado con Almodóvar. Fin.


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Espectacular Jurado del concurso Brugal
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Laura Sánchez, Iván Sánchez y Rossy de Palma conforman el espectacular jurado con el que cuenta la novena edición del concurso de fotografía de ron Brugal en colabora.


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Entrega Premio Fotografía Brugal 2010




Recopilación de Noticias de Coronarse O Morir(Foro LHDP)

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