Mi vida sin 'Hospital Central'
MADRID.- «La vida es más relajante sin el ruido de las ambulancias, pero se echan de menos muchas otras cosas del hospital». Este es el sentimiento unánime de la mayoría de actores que han pasado por 'Hospital Central' en los siete años y medio que lleva emitiéndose.
En un medio tan inestable y leonino como la televisión, en el que la supervivencia en antena se conquista emisión a emisión, resulta casi milagroso que una serie semanal alcance los 200 capítulos.
'Hospital Central' alcanza esta cota el próximo miércoles y, para celebrarlo, los responsables de la serie han preparado un capítulo-homenaje en el que reaparecen muchos de los actores que han participado en ella. Algo así como esas reuniones de antiguos alumnos que tantas veces ha retratado el cine americano, pero en versión celtibérico-televisiva.
Los guionistas han recurrido a la boda entre Javier y Mónica como excusa para este reencuentro múltiple. Se trata de una experiencia original en nuestro país, aunque en EEUU es habitual este tipo de episodios conmemorativos. Santiago (Sergi Mateu), Cruz (Alicia Borrachero), Elisa (María Casal), Rober (Marco de Paula), Fran (Armando del Río), Eva (Alicia Bogo) y Rusti (Ángel Pardo) compartirán planos con los actuales miembros del equipo, al que se sumarán algunos miembros del equipo de producción (el director, entre otros) como parte de la figuración.
Pero, ¿cómo es la vida sin Hospital Central? «Pues mucho más relajada», responden casi todos los ex. «Yo he estado trabajando en la segunda parte de las Crónicas de Narnia y el ritmo de trabajo es muy distinto», comenta Alicia Borrachero.
Sin embargo, la nostalgia es el sentimiento principal de todos los antiguos trabajadores del centro médico. «Se echa de menos por muy estresante que fuera la ambulancia», explica Marco de Paula (médico del Samur en la serie), que desde entonces ha ejercido de padre de tres hijos en Planta 25. «Y no sé yo qué es más agobiante».
Muchos de ellos ya tenían una sólida carrera sobre sus espaldas cuando empezaron a trabajar aquí. Para otros supuso su trampolín de lanzamiento a otros proyectos. «Con el personaje de Cruz conseguí mi afianzamiento televisivo y tuve la oportunidad de encarnar situaciones maravillosas», añade Borrachero.
«En realidad, estos trabajos son especialmente importantes para los más jóvenes. Para los más veteranos sirve únicamente para que nos reconozcan más por la calle», incide Sergi Mateu, primer director del centro.
Desde que dejaron la ficción, sus carreras han transitado por el teatro, el cine y otras series, pero ninguna se ha detenido. Pasar por la serie parece inmunizar contra el temido paro del actor. «De hecho, creo que todos nos fuimos porque teníamos ofertas para hacer otras cosas. Yo tenía necesidad de volver al teatro y he hecho tres obras, además de cine y alguna colaboración televisiva», continúa Mateu.
María Casal tampoco ha parado de trabajar: una película alemana, otra americana y ahora rueda para Antena 3 Dos lunas. Armando del Río, más de lo mismo. «Participé en Sin fin, dirigí un corto y estoy trabajando en la serie Sin tetas no hay paraíso(Telecinco)».
Hay una exaltación de la amistad en los comentarios de todos ellos que parece sincera. Según María Casal, es consecuencia de los duros inicios que tuvo la serie: «Aquella época fue muy difícil porque no siempre funcionó como ahora y trabajar en aquella situación nos unió mucho a todos los miembros del equipo».
Jordi Rebellón (el doctor Vilches para la posteridad), insiste en esta idea: «Hemos trabajado mucho juntos y es una gozada encontrarse de nuevo con ellos». Y termina con una predicción: «A ver si podemos celebrar otro centenario, aunque eso lo determinará la audiencia».
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