EL RINCÓN DE... |
Maru Valdivieso |
Es una de las protagonistas de la obra de teatro «Despertares y celebraciones», que se está representando en la Sala Mirador. |
DIANA ARRASTIA La actriz Maru Valdivieso, con su gato en el salón de su casa. / PACO TOLEDO. Fuera, sirenas y luces que anuncian un toque de queda. Dentro, unos personajes que esperan, que asisten a la gestación de un golpe militar: el de Buenos Aires en 1973. Detrás de la ficción, una madre y un hijo que comparten dramaturgia (Cristina Rota, también directora, y Juan Diego Botto), una pequeña sala de teatro (la Sala Mirador) y un título: 'Despertares y celebraciones'. «Me siento muy afortunada por la trayectoria que he llevado sobre todo en teatro, pero necesitaba un cambio, salirme de lo convencional, porque en este momento me venía bien hacer algo que me implicara un compromiso personal muy grande y una apuesta por el texto, por la dirección, por el personaje, lejos de que nadie te asegure si va a ir gente a verlo. Y esta obra era perfecta, entre otras cosas, porque la directora es Cristina Rota, que fue mi profesora. Estoy absolutamente feliz y comprometida como no he estado con nada en mucho tiempo». Con una carrera bautizada por directores escénicos de la talla de Miguel Narros, Mario Gas y Juan Carlos Pérez de la Fuente, Maru Valdivieso se enfrenta ahora a una producción de corte distinto. «El texto me entusiasmó, conmueve muchísimo cuando ves la función y cuando lo lees. Lo mejor que tiene es que en realidad no pretende más que contar una historia, unos hechos, unas experiencias personales». La función camina por las distintas posturas que adopta el ser humano ante el estallido de un golpe de estado. Maru Valdivieso es Maruchi. «Creo que es el personaje con el que la gente más conecta. Ella simplemente quiere sobrevivir. Maruchi es capaz de apostar por quién es el que va a ganar en ese momento en el país. Apuesta por los militares, aunque sea de izquierdas, porque, por encima de todo, es muy práctica y quiere vivir». Lo más íntimo Lejos del ámbito de la clase alta en que se desarrolla la obra, Maru Valdivieso disfruta de su marco más íntimo, el que se ha hecho a medida, que no es otro que su casa, donde llegó hace tres años. «Me gustan los espacios muy abiertos. Esta casa no era así, sino un piso de los de antes, con seis habitaciones y sin cuarto de baño. Era caótico y tenía empapelado hasta el techo. Pero yo tenía muy claras mis necesidades. No voy a tener hijos, vivo con mi pareja y ya sabes más o menos qué tipo de casa necesitas y cuántas habitaciones quieres. No me precipité nada a la hora de buscarla y no me importaría que ésta fuera la definitiva, porque me gusta mucho». La madera está presente a través de muebles chinos y de vigas vistas. Si bien la presencia de objetos es escasa. «Me gustan las paredes bastante desnudas y darme tiempo para ir decorando. No soy consumista en absoluto». Cuando su chico cocina, a Maru le gusta contemplarlo desde el sofá, compartir con él una conversación. De ahí que la cocina sea vista, que no haya barreras, que esté todo integrado. |
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